Que bonito era antes, cuando tu me traías los desayunos a la cama, o me cogías cual saco de patatas... Que panzadas de reír, que precioso ver tu sonrisa al despertar, tus ojos clavados en mi, tus labios susurrándome buenos días. ¿Por qué te fuiste y me dejaste? Ahora no me queda nada, tu eras mi única mitad. Ahora solo soy un villano sin rumbo, que no tiene a dónde ir más que al cielo para encontrar esa paz tan parecida a la que tenia contigo cada vez (que) tus manos rozaban mi piel.
No volveré, pues que me releves sigue siendo lo mas propicio.
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