Ella

Vistiose su camiseta usada y fué directa a la cama. Aún conservaba su olor, inconfundible. En cada rincón guardaba un secreto, una imagen, un recuerdo. No podía escapar, era consciente de ello, por eso se abrazó a si misma y empezó a acariciarse, a tocarse el pelo, a darse calor, a mimarse y... Suspiró melancólica. Cerró los ojos para sentirse mejor. Automáticamente la noche anterior en su pensamiento, fue instintivo. Disfrutaba. No estaba sola, sí segura. No lloraba, tampoco extrañaba. Lo tenia todo, se sentía completa y conseguía ser alguien en este inmenso universo.

Melodía acorde con cada movimiento, incienso que invadía la habitación. Ella consigo, su imaginación volaba libre. Frente suyo un dulce rostro dormido y no tenia la menor duda, podía hacerlo feliz. Pero no pudo ser. Los días caían, uno tras otro, se nos escapó de las manos, como arena entre los dedos, el tiempo. No hubo manera de retenerlo, se fue y no lo aprovechamos. Las ganas no fueron suficiente, faltó algo y no se sabe el qué. Amor.