Picardía

Te cambio un latido por mil besos, un parpadeo por un cielo estrellado. Un amanecer por una mueca. Hagamos negocio: yo chasqueo los dedos y tu me traes el desayuno a la cama, pero no hay peros. Te robo un suspiro, me devuelves un guiño. Sé original. Sorpréndeme con un ramo de flores, que no sean rosas, por favor. Gracias.

Dame un apretón de manos, sé que quieres sentir mi fuerza. Me conformaré con nada, no aceptaré menos, me enredaré en tu pelo. Obedece, que si me susurras te devuelvo el eco de tu voz. Te escribo un poema, me dedicarás cada verso. Si no te conformas, hazlo, no tienes elección. Treparé hasta tu ombligo sin rechistar, quiero darte un pellizco... ¡Déjame disfrutar! Te obligo a regalarme el cielo, yo te compenso con mi presencia. Derrítete, es simple. Suplícame, que yo te coloco en mi pedestal. Escucha, ¿sientes ese escalofrío? No tiembles, soy inofensiva, no suelo pedir mucho. Te reto. Baila conmigo, quiero pisarte los pies. Invierte dos segundos, me quedaré tu eternidad.

Cuéntame un cuento que tengo sueño, súbeme a las nubes que necesito descansar.

¿Aceptas el trato?

No hay prisa, solo sonrisas de complicidad para crear el pacto.