Media noche, soy una princesa.
Me tengo que ir, pero no a mi reino, sino a la cama (a tu cama). No tengo zapatos de cristal, tan solo unas zapatillas viejas de andar por casa y te aseguro que no necesito más. Ni príncipes, ni ranas. Ni madrastras, ni besos de película... Que yo me conformo con el de buenas noches, si me lo das tú.
Mi corona es el moño mal hecho que me deja la cara al descubierto, el maquillaje: mi sonrisa, mi mejor vestido lo llevo de noche. No tiene cola ni volantes, es sencillo pero informal.
De modales mejor ni hablar porque no habré llevado libros en la cabeza, pero si los he memorizado. No andaré derecha, pero si sé lo que es estar a raya. Y no me sentaré bien y mi espalda puede que sea un
scalextric, pero como todo está en el interior, así soy yo y esta es mi realidad. Mi cuento aún se está escribiendo.
No quiero aberiguar el cómo, prefiero entretenerme en el qué.